lunes, 30 de julio de 2012

Pachamama


En distintos puntos del noroeste del país la Madre Tierra es homenajeada con rituales ancestrales, ceremonias, danza, música y comidas especiales. 


La Pachamama, o Madre Tierra, es la diosa femenina de la tierra y la fertilidad, una divinidad agrícola benigna concebida como la madre que nutre, protege y sustenta a los seres humanos. En la tradición incaica, es la deidad de la agricultura comunal, fundamento de toda civilización y el Estado Andino. Es la más popular de las creencias mitológicas del ámbito incaico que aún sobrevive con fuerza en las provincias del noroeste argentino


El 1° de agosto es cuando se alimenta a la Pachamama, para lo cual se entierra una olla de barro con comida cocida, junto a hojas de coca, alcohol, vino, cigarros y chicha, entre otras cosas. También es costumbre que los festejantes usen cordones blancos y negros –atados en los tobillos, muñecas y cuello- confeccionados con lana de llama.



El rito supone que ese día debemos entregarle a la Madre Tierra todo lo que no quisiéramos que a nuestra familia le faltara durante el año y agradecerle por los favores recibidos durante el año pasado. Familias y vecinos se reúnen para abrir un pozo en la tierra, el cual será adornado con serpentina y papel picado. A continuación, se alimenta a la Tierra con maíz, quinoa, chalona, cordero, cabrito, distintas papas, habas, mazorcas, vino, cerveza, gaseosas, coca y otras comidas típicas. Luego se cierra el pozo con las manos y se le da de fumar.



Varias localidades del noroeste son sede de esta celebración. Entre ellas se destaca San Antonio de los Cobres, en Salta, donde desde 1995 se organiza la Fiesta Nacional de la Pachamama de los Pueblos Originarios.  Aquí la festividad incluye, además de la ceremonia central del entierro de ofrendas a las 15 hs., ferias artesanales, comidas de diferentes comunidades collas, festival de música y danza. Durante todo agosto, San Antonio de los Cobres cuenta con un circuito turístico para conocer el poblado, visitar el increíble Museo de Arqueología de Alta Montaña y asistir a otros rituales de la Pachamama. La vecina localidad de Los Toldos también invita a celebrar. 



Entre otras ciudades que se rinde tributo a la Madre Tierra se encuentra Laguna Blanca, en Catamarca. Allí se realizan las ofrendas y también hay competencias deportivas y juegos. En la misma provincia, en Santa María es otro lugar que se suma a los homenajes. 


Jujuy es un importante centro de adoración a la Pachamama. En toda la provincia se le rinde culto mediante la realización de una ceremonia milenaria, en la que se dan ofrendas a la tierra, de comidas, bebidas y hojas de coca. 


La celebración adquiere mayor relevancia en Purmamarca, Tumbaya, Valle Grande y en toda la Puna jujeña.

    
En Tucumán, la localidad de Amaicha del Valle en los Valles Calchaquíes, realiza su celebración a la Pachamama en febrero, mes del carnaval, pero a su vez se pliega a esta celebración en agosto. Además, es sede del Museo de la Pachamama.



Una de las herencias del imperio incaico en nuestras tierras, fue la adoración a la Madre Tierra, según Juan Alfonso Carrizo la denominación correcta es Mamapacha, ya que así se la denomina en el Perú. Mama: madre y Pacha: universo, mundo,  o lugar (recordemos que en quechua Tierra es ashpa o allpa) por lo tanto Pachamama sería la madre de la tierra, madre del lugar o madre del cerro. La deformación de Mamapacha se debió a la interpretación local del quechua (lengua no originaria de nuestras tierras) por parte del cacano, el lule o el tonocoté. 

Sin duda en todo el Noroeste Argentino esta celebración se hace para agradecer, pedir y bendecir los frutos que nos ofrenda la Madre Tierra; en algunas poblaciones el rito es más acentuado, pero en casi todos los casos esta veneración se acompaña también con ceremonias religiosas de profunda raigambre y de hondo sentir tradicional.  

Es poder de la Pachamama hacer crecer las cosechas,  el ganado, cuidar los animales silvestres y bendecir a los artesanos. Los festejos en su honor son los 1º de agosto, pero la celebración más conocida se realiza en el mes de febrero en Amaicha del Valle, localidad sita a 160 km al noroeste de Tucumán. 


Invocación para la siembra
Recogida por M. Anaya de Urquidi y difundida por el prof. Félix Coluccio en el Diccionario Folklórico Argentino



Khessua 

Pachamama llajtayoj, 

Upii, acullii sumaj mikhukhui 
Kai jallpha sumaj kanampaj 
Pachamama sumaj mama 
Kusilla, kusilla 
Allinta purichun yuntas 
Amataj saikhuchunjuchu 
Allinta muju phutuchun 
Amataj ima sajra kachunchu 
Amataj q’asa jappichunchu 
allintaj poq’ochun 
Q’anmantan mañakuiku 
Jinataj q’opuguaiku 
Kusilla, kusilla 



Pachamama de estos lugares 

Bebe, masca la coca y come a gusto esta ofrenda 

Para que sea buena esta tierra 
Pachamama buena madre 
¡Se propicia! ¡Se propicia! 
Haz que caminen bien los bueyes 
Y que no se cansen 
Haz que brote bien la semilla 
Que no le suceda nada malo, 
Que no le tome la helada, 
Que produzca buena cosecha 
A ti que te pedimos. 
Dánoslo todo 
¡Se propicia! ¡Se propicia! 




jueves, 26 de julio de 2012

Colón

Cuando Colón casi no cuenta el cuento
Por Felipe Pigna

La historia-poder gusta de educarnos en la obediencia, inculcándonos desde pequeñitos la idea madre de que las cosas siempre fueron así y así deberán seguir. “Pobres habrá siempre”, decía, en una interpretación recortada de los Evangelios, aquel presidente de triste memoria que se empecinaba en leer las inexistentes “obras completas de Sócrates”. Y decimos recortada porque en Marcos, 14:7, Jesús dice: “Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien”.
En este marco, una de las preocupaciones primarias fue que nos quedara muy claro que Colón descubrió América en 1492 y que a partir de aquel “venturoso” 12 de octubre, la superioridad, la religiosidad y la inteligencia de los españoles no tuvieron más que aflorar para que todos los pueblos que entraban en contacto con ellos los considerasen dioses dignos de sumisión. Se nos presenta a estas sociedades como zoológicas, hablándonos de sus “usos y costumbres” y no de su cultura, de sus “supersticiones” y “mitologías” y no de su religión. Se los calumnia cuando se los describe como poco afectos al trabajo y sólo se hace justicia cuando se los declara “ignorantes” del concepto de propiedad privada, aunque claro, para la historia oficial eso no es una virtud sino un defecto, entrando así en una de sus tantas y groseras contradicciones: se los cuestiona por no valorar su propiedad privada, a la vez que se avala groseramente el despojo salvaje cometido por los invasores contra las posesiones de los pueblos originarios, generalmente de carácter comunal. Ya sabemos que cuando ellos roban se llama conquista y ocupación del espacio, del desierto o expansión del área civilizada. En cambio, cuando los invadidos se defienden se trata de “malones” o “ataques a la civilización”. En conclusión, lo mejor que le podía pasar a esta gente era que muchachos de la “calidad humana” de Colón, Cortés, Pizarro y otros aventureros inescrupulosos la instruyeran en las virtudes de pertenecer al mundo occidental y cristiano, eso sí, como esclavos, sirvientes, encomendados o mitayos.
Pero la realidad se empecina en ser distinta, opuesta a esa versión que, aunque en decadencia, sigue vigente en la actual visión de la historia y la política difundida por las cadenas noticiosas estadounidenses, europeas y, lamentablemente, autóctonas. En ella los habitantes originarios no existen salvo como objeto de curiosidad, cuando son mirados como niños, como agentes del equilibrio ecológico, claramente ciudadanos de segunda. Para que este discurso actual se sustente hay que seguir sosteniendo, aunque modernizada formalmente, la vieja tesis de la conquista arrolladora y borrar de un plumazo los centenares de rebeliones que se produjeron en nuestro continente contra los invasores de todos los orígenes, desde la misma llegada de Colón. Son tantas, pero tantas, que sólo podemos por razones de espacio mencionar algunas. Con orgullo americano, podemos decir que, de 1492 a 1810, prácticamente no hubo un año en que no estallara alguna sublevación de los pueblos originarios; a los que se sumarían, a poco de que el mestizaje diera sus frutos, los criollos.
Estas rebeliones constituyen antecedentes insoslayables para reconstruir la historia de oposición al régimen colonial. La elite criolla que protagonizó el proceso revolucionario de Mayo contó entre sus filas con algunos hombres sensibles y conscientes del problema y de los reclamos indígenas. Ejemplo de ello fue Mariano Moreno, quien dedicó su primer escrito a denunciar la servidumbre a que eran sometidos, en su Disertación Jurídica. Sobre el servicio personal de los indios en general, y sobre el particular de Yanaconas y Mitarios, de 1802. También lo fueron Juan José Castelli, enviado por Moreno para dirigir la primera campaña al Alto Perú, cuando declaró, en Tiahuanaco, la libertad de los “indios”, el 25 de mayo de 1811, y José Artigas al integrarlos activamente en su movimiento de liberación.
Daremos sólo un ejemplo de aquella rebeldía.
El Día de Reyes de 1503, durante su cuarto viaje, Colón, su hermano Bartolomé, su hijo Fernando y 140 hombres estuvieron literalmente a punto de no contar el cuento. Una terrible tormenta obligó a los navegantes de la flota compuesta por la Capitana, la Gallega, la Vizcaína y la Santiago de Palos a refugiarse en la desembocadura del río Kiebra, que actualmente divide las provincias panameñas de Colón y Veraguas. Como era 6 de enero, Colón rebautizó a aquel hermoso río como Belén. Al desembarcar, según relatará el “cronista mayor de Indias y de Castilla”, Antonio de Herrera, encontraron oro que podía extraerse con gran facilidad: “En dos horas que allí se detuvieron cada uno cogió un poquillo [de oro] de entre las raíces de los árboles [...], juzgándose gran señal de la riqueza de aquella tierra sacar tanto oro en tan poco tiempo”.
La codicia hizo lo suyo y el Almirante pretendió fundar el pueblo de Santa María de Belén, pero no pudo. Aquellos eran los dominios de un cacique al que los europeos llamaron Quibián, quien no quería saber nada con usurpadores. Los hombres de Colón preguntaron a los naturales dónde estaba el cacique, a lo que les respondieron Kubien, lo que en lengua local significa “duerme”; pero los españoles malinterpretaron que ese era su nombre.
Bartolomé Colón, con 74 soldados, decidió atacar el poblado de Quibián y, atrapando a la mujer y los hijos del jefe, lograron que éste se entregara, lo maniataron y subieron a un bote a los prisioneros. A los pocos minutos de andar, Quibián se arrojó al agua desapareciendo de la vista de sus captores. A los pocos días reapareció el cacique al frente de sus más bravos guerreros, destrozó las casas levantadas por los españoles, matando a varios e hiriendo a otros, entre los que estaba el propio Bartolomé Colón.
El derrotado “descubridor” debió emprender la retirada como pudo el 16 de abril, fracasando de esta forma el primer intento colombino de fundar una población española en la Tierra Firme americana. Así lo confiesa en la relación de su cuarto viaje:
Asenté pueblo y di muchas dádivas al Quibián, que así llaman al señor de la tierra. Y bien sabía que no había de durar la concordia; ellos muy rústicos y nuestra gente muy importunos, y me aposesionaba en su término. Después que él vio las casas hechas y el tráfico tan vivo, acordó de las quemar y matarnos a todos.

domingo, 22 de julio de 2012

Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas


“Los pueblos indígenas tiene derecho a la reparación, por medios que pueden incluir la restitución o, cuando ello no sea posible, un indemnización justa, imparcial y equitativa por las tierras, los territorios y los recursos que tradicionalmente hayan poseído u ocupado o utilizado de otra forma y que hayan sido confiscados, tomados, ocupados, utilizados o dañados sin su consentimiento libre, previo e informado”.


¿Quién es Rigoberta?

La Dra. Rigoberta Menchú Tum es una mujer indígena k'iche', que se ha destacado por su liderazgo al frente de las luchas sociales en el ámbito nacional e internacional, trayectoria que fue reconocida en el año 1992 con el Premio Nobel de la Paz, siendo hasta el momento la persona más joven en recibir este reconocimiento.
Desde los diez años tuvo una intensa actividad religiosa, participando como mujer maya, como catequista en actividades de pastoral en su comunidad. Conoció las injusticias, la discriminación, el racismo y la explotación que mantienen en la pobreza extrema a miles de indígenas en Guatemala. La miseria la obligó a buscar sustento en la capital del país, para ayudar a sus padres y hermanos, pero fue en las comunidades indígenas donde aprendió a defenderse organizándose. Durante la violencia armada perdió a su padre don Vicente Menchú en la quema de la Embajada de España , a su madre doña Juana Tum, quien fue secuestrada- desaparecida, y a su hermano Víctor quien fue asesinado por el Ejército de Guatemala.


Desde muy joven se involucró en las luchas reivindicativas de los pueblos indígenas y campesinos lo que le valió persecución política y el exilio. En el año 1979 fue miembro fundadora del Comité de Unidad Campesina -CUC- y de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca -RUOG-, de la que formó parte de su dirección hasta 1992. En el año 1988 regresó a Guatemala y fue detenida. En esas circunstancias conoció a Nineth Montenegro, quien a través de la organización Grupo de Apoyo Mutuo -GAM- y la presión de miles de estudiantes universitarios le ayudó a que la liberaran.
Tuvo una participación activa en la ONU, asistiendo a las sesiones anuales de la Comisión de Derechos Humanos, a las sesiones de la Comisión de Prevención de las Discriminaciones y Protección de las Minorías y fue parte del grupo de trabajo sobre poblaciones indígenas.


La plataforma del Premio Nobel le permite continuar impulsando importantes iniciativas, tanto nacionales como internacionales, tal como la creación de la Iniciativa Indígena por la Paz. Fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la ONU para el Año Internacional de los Pueblos Indígenas, en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena, Austria; junio de 1993 y el año 1996 fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO.

Junto con sus colaboradores más cercanos constituyeron la Fundación Vicente Menchú que posteriormente toma el nombre de Fundación Rigoberta Menchú Tum, de cuya institución es presidenta y a través de la cual ha apoyado a las poblaciones más necesitadas con proyectos de educación, productivos y de infraestructura.
La Dra. Menchú Tum ha sobresalido por su compromiso con la justicia impulsando a través de su Fundación diversos casos que buscan el acceso a la justicia para las víctimas del genocidio cometido en Guatemala, así como la defensa de las víctimas de discriminación y racismo.


Ha recibido decenas de reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que destacan el premio de la UNESCO “Educación para la Paz “ en el año 1990, la condecoración "Legión de Honor en el máximo grado de Comandante", recibida de manos del presidente francés Jacques Chirac; 20 de junio de 1996 y el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en el año 1998.
Se ha hecho acreedora de más de 30 Doctorados Honoris Causa, en distintas universidad del mundo, incluyendo la Universidad de San Carlos de Guatemala, en el año 1996.
Rigoberta Menchú Tum tiene en su haber la publicación de varios libros, tales como "Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia", libro testimonial publicado en 1983, que ha sido traducido a más de doce idiomas y ha merecido decenas de reconocimientos internacionales, el libro “ La nieta de los Mayas” publicado en el año 1998 y en los últimos años ha publicado los libros para niños: “Li Mi'n, una niña de Chimel” y “El Vaso de Miel”.


Su compromiso con Guatemala le llevó a participar activamente en la firma de los Acuerdos de Paz en Guatemala entre la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG- y el Gobierno de Guatemala y posteriormente acepta la invitación para constituirse como “Embajadora de Buena Voluntad de los Acuerdos de Paz”, puesto que desempeñó hasta este año 2007.
Rigoberta Menchú Tum, casada, madre de un hijo, indígena maya k'iche', es probablemente la guatemalteca más conocida internacionalmente.




Fuente: Fundación Rigoberta Menchú Tum

jueves, 19 de julio de 2012

Tejeduría

Mi bisabuela paterna, Audelina, autóctona de esta tierra, murió con 104 años, entre todas las cosas maravillosas que hacía, tejía, pero TEJÍA, hilaba su propia lana, la teñía, y luego la tejía.
Cuando yo era chica la veía allá en Córdoba, sentada abajo de los pinos, con su huso girando como un trompito, hilando, esto es lo único que recuerdo yo, pero mi papá se acuerda cuando teñia, y cuando tejía con el telar de palo.
Esta manta que todavía está en la casa de mi mamá, la tejió íntegramente ella, en un telar de palo, awanakuna, se llama en quechua.












Derechos


miércoles, 18 de julio de 2012

Tejeduría Wichí

La mujer va al monte y le pide permiso para caminar 4 o 5 km sigilosamente, en silencio, buscando la planta chutsáj (chaguar) también otras variedades, para hacer hilo. Encuentra un lugar donde hay unas bien grandes. Todos su contorno es espinoso, como anzuelos. Junta una cantidad , hace un atado y lo lleva a su casa. Sostiene un extremo con el pie y el otro con sus manos para comenzar a sacarle la fibra. Golpea, lava y seca la materia obtenida. Hace el hilo poco a poco. Todo es una ceremonia, un saber tan antiguo como el tiempo hecho rito de género. Luego va de vuelta al monte a buscar semilla, cáscaras, resina, para hacer tinturas. No cuenta los puntos. Solamente sueña el diseño y lo teje directamente. Termina en un bolso o morral que lleva una sola costura.




martes, 17 de julio de 2012

Mbya

Este material me lo envió Alejandra, la bibliotecaria la Escuela N° 7 DE 8°


Fragmento del Documental realizado en el año 2005 en la Provincia de Misiones

Cacique Lorenzo Pincén

Esta foto me la envió Arte al Sur  y me parece interesante compartirla con ustedes.

Hola Seño! Aqui te envío fotos de la visita a Escobar del Cacique LORENZO SALVADOR CEJAS PINCEN, 

una experiencia maravillosa haber podido compartir una charla con él. 

Que bueno que los chicos vean que son de "VERDAD" y estan entre nosotros...no solo en los libros!!!!. 

Mis mas atentos saludos compañera!
 — en Casa de la cultura ESCOBAR.




lunes, 16 de julio de 2012

Cantando en quechua

Chicos: Este es el idioma que hablaban mis abuelas, lamentablemente, a mi papá solo le enseñaron el español porque en ese tiempo sentían vergüenza de hablar el quechua, y para que mi papá no lo repitiera en la escuela, con él solo hablaban en castellano.
Escucharlo me llena de emoción, porque mi padre, en un intento por recuperar la lengua de su familia, cuando yo era chiquita, ponía esta canción y la escuchaba una y otra vez.
El señor que canta, se llamaba Sixto Palavecino y fue uno de los más grandes difusores de la lengua quechua en la Argentina, también un gran amigo de mi papá, la canción es una chacarera, si prestan atención en la segunda parte dice lo mismo que en la primera pero en castellano.
¡¡Si se portan bien y me consiguen un compañero de baile, para un acto la bailo!!


Cantando en Mapuche

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